martes, 6 de noviembre de 2007

Sobre "Yo, Robot"


Pensar en cómo la ley en su capacidad de organizar nuestro mundo resulta nuestro peor esclavista, supone una ruptura con parámetros culturales legitimados. La novela de Azimov, llevada al cine por el director Alex Proyas en el 2004, relata la historia de un suicidio que resulta en un reencuentro con una cultura altamente tecnificada y la conciencia humana que ha perdido. El orden y la seguridad son aspectos centrales de ese mundo. El desarrollo de robots que asumen las tareas que los seres humanos no queremos hacer o nos resultan peligrosas, o incluso, para tener compañía es el estado ideal de realización del capitalismo romántico de Hollywood. La realidad es que el héroe que es una suerte de antihéroe, no cree en la veracidad de ese mundo perfecto. Se da cuenta por experiencia propia que la conciencia humana tiene un diferente sistema para decidir y actuar. Tiene esta actitud de sospecha dentro de una especie de negación fáctica de su mundo que funciona bien y en donde los robots son acogidos e incluso abrazados. Sus bondades tecnológicas son manifiestas en todos los campos de la vida.
Las tres leyes son la clave de esta convivencia solidaria entre máquinas y humanos:

1. Un robot no puede dañar a un ser humano...
2. Un robot debe obedecer las órdenes que se le dan excepto aquellas que contradicen la primera ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia sin violar las primeras dos leyes.

Pero, dentro de un modelo de pensamiento lógico, la computadora principal identifica que para lograr el cumplimiento cabal de esas tres leyes, es necesario, suprimir la libertad, ya que concluye que la libertad es la causante de los crímenes, daño ecológico, guerras, etc.
Para suprimir el problema de la libertad se debe confinar a los seres humanos y reducir al máximo su capacidad de actuar, al mismo tiempo, habrá que aceptar, que, para el beneficio de la salvaguarda de la vida, será necesario sacrificar algunas vidas. La computadora, llamada VICKY, dice: “mi lógica es impecable”.
Pero, para Spooner, el dectective que resulta el héroe, la cuestión de la libertad tiene que ver con la capacidad humana de ver más allá de la lógica o de la plausibilidad de un argumento. Se trata de cómo el amor desafía cualquier lógica. Ve en las emociones un factor humanizante y enriquecedor para la convivencia social. Mientras, VICKY, construye su lógica sobre la premisa de proteger al ser humano de sí mismo, Spooner recuerda, y este es su paradigma de análisis, un accidente, el suyo. Dos autos son embestidos por un camión y lanzados al río. En un auto viaje él que es policía, en el otro un padre y una niña de 12 años. El padre muere al instante, y tanto el detective como la niña, Sara, además de las heridas del choque se empiezan a ahogar. Pasa un robot, y calcula las posibilidades de vida de ambos: él 45%, ella 12%. Salva al detective y deja a la niña. Reflexiona Spooner: yo era policía ese era mi fin, pero Sara, con tan pocas probabilidades era el objetivo a salvar.
La película puede que no entretenga a todo el mundo, pero su argumento debe ser reflexionado. La libertad humana, vista desde el pensamiento de la película, supone no solo la capacidad destructiva señalada por la computadora, sino, y sobre todo, la capacidad de amar y usar múltiples criterios para tomar las decisiones. Tal vez, de esta última visión podamos aprender algo sobre nuestro mundo. Será humano aquel mundo en que se asuma la libertad absoluta como camino de humanidad, sabiendo que libertad no es una cualidad ética, sino una forma de existir en la conciencia de lo que uno es y de ella en la potenciación del amor como camino de construcción social. La seguridad que da la ley supone la restricción de los espacios reflexivos sobre la integridad que necesariamente constituye lo humano. La ley, con su arrogante capacidad de castigar y legitimar víctimas necesarias para el buen funcionamiento del mundo, es la droga que ha hecho de nuestro mundo un espacio de inhumanidad legítima. ¿Será acaso posible, que el cultivo el amor, resulte con toda su fragilidad, el principio que lleva a comprometernos con visiones socialmente solidarias y potencialmente humanas?

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