jueves, 3 de mayo de 2007

¿Por qué la música?

La música latinoamericana es la música que brota de una manera particular de experimentar la vida. Digo esto porque no toda música producida aquí se podría llamar así. Lamento no incluir en esta música a Paulina Rubio o RBD. Sí se puede incluir a Leon Gieco, Inti Illimani, Violeta Parra, Silvio Rodriguez, Pablo Milanez, Mercedes Sosa, Amparo Ochoa, entre tantos otros y otras que comparten un mundo interior que encuentra sus raíces en el amor por estas tierras y por la multiformidad de sus gentes. Es por eso que, nuestra música latinoamericana, expresa un espíritu, una manera de celebrar la vida y actuar en gratuidad.

Lo verdaderamente significativo de ese espíritu es que, en general, construye una memoria del dolor, es cierto, pero unida a una enorme capacidad de esperanza y de perdón. Es curioso que durante los años sin fin de las dictaduras, la composición músical no promovió el odio, o el rencor o la violencia. Al contrario, se ubicó en una dimensión distinta, de una profundidad espiritual inversamente relativa a la violencia ejercida por las instituciones que conformaban la seguridad del estado. Poner la otra mejilla no significa abandonarse a una circunstancia sin presentar una lucha digna, significa, más bien presentarse ante esa circunstancia en la altura moral que le es propia a quien defiende, por amor a la vida, relaciones de justicia y solidaridad. Aquella persona que puede actuar con compasión más allá de su interés.

Propongo algunas canciones que he tomado de Merceces Sosa para pensar acerca del espíritu latinoamericano

A que florezca mi pueblo

(Damián Sánchez - Rafael Paeta)

Quiero cantarle a mi tierra
Y que florezca
Dentro del clima mi pueblo
Y su primavera
Inaugurar mil palomas de pan
Y que no mueran

Quiero elevarme en un grito
Y tal vez pueda
Tomar el sol de la mano
Cuando se aleja
Para quitarle la luz y la voz
Mi pueblo espera

Cuando tú te pares a mirar la vida
En el vértice justo del tiempo y la luz
Verás la grandeza del hombre y su día
Su camino nuevo, su canción azul

Quiero brotar en la espiga
De la conciencia
Del hombre nuevo que lucha
Por su mañana
Y proclamar su tiempo azul de pie
Dando la cara

Canción de amor para mi patria

(Alberto Cortez)

Será porque me dueles,
será porque te quiero,
será que estoy segura que puedes
llenarme de palomas el cielo.
Será porque quisiera que vueles,
que sigue siendo tuyo mi vuelo.

Será que estás en celo
velando la alborada
o acaso acumulando desvelos
por dudas largamente acunadas.
Tan sólo se levanta del suelo
el que del todo extiende sus alas.

Amada mía,
querida mía,
¡ay patria mía!
de tumbo en tumbo,
se pierde el rumbo
de la alegría.
Vamos arriba,
que no se diga
que estás llorando,
que tus heridas
mal avenidas
se irán curando.
Defiende tu derecho a la vida
y juntas seguiremos andando.


Será que ya no quieres
sufrir mas desengaños
que vives levantando paredes
por miedo a que la luz te haga daño.
Si ya no vienen llenas tus redes,
tampoco hay mal que dure cien años.

Quizás en apariencias
te alejas o me alejo,
el caso es que sufrimos de ausencia
con un dolor ambiguo y parejo.
Amor no significa querencia,
también se puede amar desde lejos.

Como la cigarra

(María Elena Walsh)

Tantas veces me mataron
Tantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí
Resucitando.

Gracias doy a la desgracia
Y a la mano con puñal
Por que me mató tan mal
Y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
Igual que sobreviviente
Que vuelve de la guerra.


Tantas veces me borraron
Tantas desaparecí
A mi propio entierro fui
Sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo
Pero me olvide después
Que no era la única vez
Y seguí cantando.

Tantas veces me mataron
Tantas resucitarás
Cuantas noches pasaras
Desesperando.

A la hora del naufragio
Y la de la oscuridad
Alguien te rescatará
Para ir cantando.

Credo

(Carlos Mejía Godoy)

Creo, Señor, firmemente
que de tu pródiga mente
todo este mundo nació,
que de tu mano de artista
de pintor primitivista
la belleza floreció:

las estrellas y la Luna,
las casitas, las lagunas,
los barquitos navegando
sobre el río rumbo al mar,
los inmensos cafetales,
los blancos algodonales,
y los bosques mutilados
por el hacha criminal.
Los inmensos los cafetales,
los blancos algodonales,
y los bosques mutilados
por el hacha criminal.

Creo en Vos,
arquitecto, ingeniero,
artesano, carpintero
albañil y armador.
Creo en Vos,
constructor de pensamiento,
de la música y el viento,
de la paz y del amor.


Yo creo en Vos, Cristo obrero,
Luz de luz y verdadero
unigénito de Dios,
que, para salvar al mundo,
en el vientre humilde y puro
de María se encarnó.

Creo que fuiste golpeado,
con escarnio torturado,
en la cruz martirizado
siendo Pilatos pretor,
el romano imperialista,
puñetero, desalmado,
que, lavándose las manos,
quiso borrar el error.
El romano imperialista,
puñetero, desalmado,
que, lavándose las manos,
quiso borrar el error.

lunes, 30 de abril de 2007

Padre Nuestro desde el sur

El cultivo de la espiritualidad es el cultivo de una conciencia basada en la legitimidad de uno mismo y de los y las otras, así como de lo otro (otros sistemas vivos). La vida no requiere un sentido fuera del sentido pleno de vivirla en su legitimidad y por ende, de relacionarse en el respeto. Orar, es abrirse a la gratuidad de esa vida que se basta a sí misma, asumiendo la riqueza y la profundidad de la sabiduría que la constituye y nos ha formado también a nosotros, humanos, en el entramado de la vida toda. Sería una suerte de disolución del ego en la experiencia de vincularse al todo.

En el marco de oraciones significativas para nuestros pueblos, me permito aportar tres versiones del Padre Nuestro para nuestra reflexión.

UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO

Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

Mario Benedetti

Un canto para Bolívar (cantata popular Opus 78)

(Pablo Neruda - Juan Orrego Salas)


Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella
y otra más hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también Bolívar, a estrechar la tuya.
Un mundo de paz nació en tus brazos
la paz el pan y el trigo de tu sangre nacieron,
la paz el pan y el trigo de tu sangre nacieron.
De nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Tu voz nace de nuevo, Bolívar, tu mano otra vez nace
padre nuestro que estás en la tierra, en el agua y en el aire.
Bolívar, Bolívar, Bolívar.

Padre Nuestro

(Ángel Parra)


Padre Nuestro,
nuestro pan.

Déjanos ir a Tu reino
a cumplir Tu voluntad
porque en la tierra los hombres
no te han sabido mostrar.

Dame el pan para mi madre,
dame un poco de Tu
paz*,
enseña a perdonar deudas,
que quisiera perdonar
al que reniega del sol,
lo debe hacer sin pensar.

*Versión de 1977: pan