lunes, 30 de abril de 2007

Padre Nuestro desde el sur

El cultivo de la espiritualidad es el cultivo de una conciencia basada en la legitimidad de uno mismo y de los y las otras, así como de lo otro (otros sistemas vivos). La vida no requiere un sentido fuera del sentido pleno de vivirla en su legitimidad y por ende, de relacionarse en el respeto. Orar, es abrirse a la gratuidad de esa vida que se basta a sí misma, asumiendo la riqueza y la profundidad de la sabiduría que la constituye y nos ha formado también a nosotros, humanos, en el entramado de la vida toda. Sería una suerte de disolución del ego en la experiencia de vincularse al todo.

En el marco de oraciones significativas para nuestros pueblos, me permito aportar tres versiones del Padre Nuestro para nuestra reflexión.

UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO

Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

Mario Benedetti

Un canto para Bolívar (cantata popular Opus 78)

(Pablo Neruda - Juan Orrego Salas)


Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella
y otra más hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también Bolívar, a estrechar la tuya.
Un mundo de paz nació en tus brazos
la paz el pan y el trigo de tu sangre nacieron,
la paz el pan y el trigo de tu sangre nacieron.
De nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Tu voz nace de nuevo, Bolívar, tu mano otra vez nace
padre nuestro que estás en la tierra, en el agua y en el aire.
Bolívar, Bolívar, Bolívar.

Padre Nuestro

(Ángel Parra)


Padre Nuestro,
nuestro pan.

Déjanos ir a Tu reino
a cumplir Tu voluntad
porque en la tierra los hombres
no te han sabido mostrar.

Dame el pan para mi madre,
dame un poco de Tu
paz*,
enseña a perdonar deudas,
que quisiera perdonar
al que reniega del sol,
lo debe hacer sin pensar.

*Versión de 1977: pan


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