jueves, 3 de mayo de 2007

¿Por qué la música?

La música latinoamericana es la música que brota de una manera particular de experimentar la vida. Digo esto porque no toda música producida aquí se podría llamar así. Lamento no incluir en esta música a Paulina Rubio o RBD. Sí se puede incluir a Leon Gieco, Inti Illimani, Violeta Parra, Silvio Rodriguez, Pablo Milanez, Mercedes Sosa, Amparo Ochoa, entre tantos otros y otras que comparten un mundo interior que encuentra sus raíces en el amor por estas tierras y por la multiformidad de sus gentes. Es por eso que, nuestra música latinoamericana, expresa un espíritu, una manera de celebrar la vida y actuar en gratuidad.

Lo verdaderamente significativo de ese espíritu es que, en general, construye una memoria del dolor, es cierto, pero unida a una enorme capacidad de esperanza y de perdón. Es curioso que durante los años sin fin de las dictaduras, la composición músical no promovió el odio, o el rencor o la violencia. Al contrario, se ubicó en una dimensión distinta, de una profundidad espiritual inversamente relativa a la violencia ejercida por las instituciones que conformaban la seguridad del estado. Poner la otra mejilla no significa abandonarse a una circunstancia sin presentar una lucha digna, significa, más bien presentarse ante esa circunstancia en la altura moral que le es propia a quien defiende, por amor a la vida, relaciones de justicia y solidaridad. Aquella persona que puede actuar con compasión más allá de su interés.

Propongo algunas canciones que he tomado de Merceces Sosa para pensar acerca del espíritu latinoamericano

A que florezca mi pueblo

(Damián Sánchez - Rafael Paeta)

Quiero cantarle a mi tierra
Y que florezca
Dentro del clima mi pueblo
Y su primavera
Inaugurar mil palomas de pan
Y que no mueran

Quiero elevarme en un grito
Y tal vez pueda
Tomar el sol de la mano
Cuando se aleja
Para quitarle la luz y la voz
Mi pueblo espera

Cuando tú te pares a mirar la vida
En el vértice justo del tiempo y la luz
Verás la grandeza del hombre y su día
Su camino nuevo, su canción azul

Quiero brotar en la espiga
De la conciencia
Del hombre nuevo que lucha
Por su mañana
Y proclamar su tiempo azul de pie
Dando la cara

Canción de amor para mi patria

(Alberto Cortez)

Será porque me dueles,
será porque te quiero,
será que estoy segura que puedes
llenarme de palomas el cielo.
Será porque quisiera que vueles,
que sigue siendo tuyo mi vuelo.

Será que estás en celo
velando la alborada
o acaso acumulando desvelos
por dudas largamente acunadas.
Tan sólo se levanta del suelo
el que del todo extiende sus alas.

Amada mía,
querida mía,
¡ay patria mía!
de tumbo en tumbo,
se pierde el rumbo
de la alegría.
Vamos arriba,
que no se diga
que estás llorando,
que tus heridas
mal avenidas
se irán curando.
Defiende tu derecho a la vida
y juntas seguiremos andando.


Será que ya no quieres
sufrir mas desengaños
que vives levantando paredes
por miedo a que la luz te haga daño.
Si ya no vienen llenas tus redes,
tampoco hay mal que dure cien años.

Quizás en apariencias
te alejas o me alejo,
el caso es que sufrimos de ausencia
con un dolor ambiguo y parejo.
Amor no significa querencia,
también se puede amar desde lejos.

Como la cigarra

(María Elena Walsh)

Tantas veces me mataron
Tantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí
Resucitando.

Gracias doy a la desgracia
Y a la mano con puñal
Por que me mató tan mal
Y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
Igual que sobreviviente
Que vuelve de la guerra.


Tantas veces me borraron
Tantas desaparecí
A mi propio entierro fui
Sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo
Pero me olvide después
Que no era la única vez
Y seguí cantando.

Tantas veces me mataron
Tantas resucitarás
Cuantas noches pasaras
Desesperando.

A la hora del naufragio
Y la de la oscuridad
Alguien te rescatará
Para ir cantando.

Credo

(Carlos Mejía Godoy)

Creo, Señor, firmemente
que de tu pródiga mente
todo este mundo nació,
que de tu mano de artista
de pintor primitivista
la belleza floreció:

las estrellas y la Luna,
las casitas, las lagunas,
los barquitos navegando
sobre el río rumbo al mar,
los inmensos cafetales,
los blancos algodonales,
y los bosques mutilados
por el hacha criminal.
Los inmensos los cafetales,
los blancos algodonales,
y los bosques mutilados
por el hacha criminal.

Creo en Vos,
arquitecto, ingeniero,
artesano, carpintero
albañil y armador.
Creo en Vos,
constructor de pensamiento,
de la música y el viento,
de la paz y del amor.


Yo creo en Vos, Cristo obrero,
Luz de luz y verdadero
unigénito de Dios,
que, para salvar al mundo,
en el vientre humilde y puro
de María se encarnó.

Creo que fuiste golpeado,
con escarnio torturado,
en la cruz martirizado
siendo Pilatos pretor,
el romano imperialista,
puñetero, desalmado,
que, lavándose las manos,
quiso borrar el error.
El romano imperialista,
puñetero, desalmado,
que, lavándose las manos,
quiso borrar el error.

lunes, 30 de abril de 2007

Padre Nuestro desde el sur

El cultivo de la espiritualidad es el cultivo de una conciencia basada en la legitimidad de uno mismo y de los y las otras, así como de lo otro (otros sistemas vivos). La vida no requiere un sentido fuera del sentido pleno de vivirla en su legitimidad y por ende, de relacionarse en el respeto. Orar, es abrirse a la gratuidad de esa vida que se basta a sí misma, asumiendo la riqueza y la profundidad de la sabiduría que la constituye y nos ha formado también a nosotros, humanos, en el entramado de la vida toda. Sería una suerte de disolución del ego en la experiencia de vincularse al todo.

En el marco de oraciones significativas para nuestros pueblos, me permito aportar tres versiones del Padre Nuestro para nuestra reflexión.

UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO

Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

Mario Benedetti

Un canto para Bolívar (cantata popular Opus 78)

(Pablo Neruda - Juan Orrego Salas)


Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire
todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:
tu apellido la caña levanta a la dulzura,
el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar
el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar
la patata, el salitre, las sombras especiales,
las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,
todo lo nuestro viene de tu vida apagada,
tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,
tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.
Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella
y otra más hasta el fondo del continente oscuro.
Y otra mano que tú no conociste entonces
viene también Bolívar, a estrechar la tuya.
Un mundo de paz nació en tus brazos
la paz el pan y el trigo de tu sangre nacieron,
la paz el pan y el trigo de tu sangre nacieron.
De nuestra joven sangre venida de tu sangre
saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.
Tu voz nace de nuevo, Bolívar, tu mano otra vez nace
padre nuestro que estás en la tierra, en el agua y en el aire.
Bolívar, Bolívar, Bolívar.

Padre Nuestro

(Ángel Parra)


Padre Nuestro,
nuestro pan.

Déjanos ir a Tu reino
a cumplir Tu voluntad
porque en la tierra los hombres
no te han sabido mostrar.

Dame el pan para mi madre,
dame un poco de Tu
paz*,
enseña a perdonar deudas,
que quisiera perdonar
al que reniega del sol,
lo debe hacer sin pensar.

*Versión de 1977: pan


miércoles, 18 de abril de 2007

Bioaprendizaje: el camino biomimético

Bioaprendizaje: El camino biomimético

(Este es un resumen comentado del artìculo de Jorge Riechmann El camino hacia la sustentabilidad )

El artículo germinal de Jorge Riechmann Biomímesis: El camino hacia la sustentabilidad ha sido una luz para una reflexión que busque viabilidad y pertinencia. En este se articulan dos elementos centrales: la economía en estado estacionario como teoría económica que asume la ecología desde dentro de su propia racionalidad y la biomimética como modo de re-aprender a ser humanos. Hemos considerado para punto crítico del quehacer humano actual la co-evolución, o, como señalamos en nuestro rizoma, la co-construcción de un hábitat humano y solidario en sentido amplio de todos los seres vivos y las estructuras de Gaia: la tierra como ser viviente.

El punto central en nuestro contexto para la co-evolución de un mundo que sea habitable puede ser, en principio, la física mecánica y en ella, la segunda ley de la termodinámica o ley de la entropía. Esta ley conlleva la conciencia de que existe un transito en todo sistema del orden al caos y que, por lo tanto, la acción productiva vinculada a la reproducción de la vida, requiere que orientemos nuestras energías a producir estrictamente lo necesario y que esta producción sea biodegradable, para reducir la velocidad de la muerte de calor hacia la que se dirige nuestro mundo.

En este contexto, Jorge Riechmann, indica:

¿De qué hablan los movimientos sociales críticos cuando hablan de sustentabilidad o sostenibilidad? En esencia el contenido de esta noción es el siguiente: los sistemas económico-sociales han de ser reproducibles –más allá del corto plazo-- sin deterioro de los ecosistemas sobre los que se apoyan. Es decir, sustentabilidad es viabilidad ecológica: los sistemas socioeconómicos que funcionan destruyendo su base biofísica son insostenibles.

Dicho de otra manera: las actividades humanas no deben sobrecargar las funciones ambientales, ni deteriorar la calidad ambiental de nuestro mundo. Ello implica fundamentalmente dos requisitos:

1. Respetar los límites. Lo que tomamos de la biosfera (en cuanto fuente de materias primas y energía, o sea, materia energía de baja entropía) y lo que devolvemos a ella (en cuanto sumidero de residuos y calor, es decir, materia-energía de alta entropía) ha de estar dentro de los límites de absorción y regeneración de los ecosistemas.

2. Pensar en el mañana. Deberíamos dejar a la generación siguiente un mundo que sea al menos tan habitable y haga posibles tantas opciones vitales como el que nosotros hemos recibido de la generación anterior. Como se ve, la sostenibilidad es un principio.

Dicho esto, la idea de una economía que crece, es un contrasentido para la viabilidad ecológica de un sistema social. También lo es nuestro actual concepto de mercado que promueve el consumo. Todo lo que se produce genera desechos, los desechos serían elementos que estimulen la co-evolución del sistema ecológico total.

Herman Daly, experto y promotor de la economía en estado estacionario, plantea tres preguntas para pensar la economía desde el paradigma de relaciones ecológicas:

  1. ¿Cómo vivir en una Tierra finita?
  2. ¿Cómo vivir una buena vida en una Tierra finita?
  3. ¿Cómo vivir una buena vida en una Tierra finita en paz y sin desajustes destructivos?

Siguiendo el principio de John Ruskin “No hay más riqueza que la vida” se puede repensar el mundo como un sistema efectivamente ecológico en donde los seres humanos convivan con el resto de especies y de sistemas que lo componen. Por esta razón, el concepto de economía en estado estacionario o de crecimiento cero indica un camino con viabilidad ecológica, es decir, en donde la vida es el valor fundamental y esta se realiza con el menor efecto sobre el sistema ecológico total que conforma la Madre Tierra.

Producir más volumen de cosas de baja durabilidad para dinamizar el mercado es sin duda un sin sentido a largo plazo: el agotamiento de los recursos y el aumento en la producción de desechos. La economía en estado estacionario asumiría la dinámica biofísica que predomina en la naturaleza, la cual sabe utilizar tanto las materias primas como los desechos de forma tal que unos y otros reducen significativamente la entropía.

Daly lo indica de este modo:

El estado estacionario demandaría menos recursos de nuestro medio pero mucho más de nuestros recursos morales. En el pasado se podía alegar que descansar demasiado en los escasos recursos morales, en lugar de hacerlo en abundante interés individual, conduciría a la esclavitud. Pero en la era de los cohetes, las bombas de hidrógeno, la cibernética y la ingeniería genética, simplemente no hay sustituto para los recursos morales y no hay más camino que descansar en ellos, sean o no suficientes.

Si el objeto de la economía es la producción y reproducción de la vida, entonces, la planificación social y económica se orientaría hacia los caminos en que esa vida pueda ser más larga, con mayores periodos de ocio. En este caso el cultivo de las relaciones de amistad, de recreación, de formación de los y las niñas en familia se tornarían valores económicos básicos para medir el desarrollo. La felicidad sería un objetivo alcanzable a través del cultivo de las relaciones humanas y no del consumo.

Está claro que se puede vivir con menos cosas y produciendo menos desechos. Se puede invertir más en procesos de producción consensuales en donde el trabajo tenga el espíritu recreativo necesario para la gestación de una humanidad que viva en el placer. Esta perspectiva económica no desalienta la investigación y el desarrollo del conocimiento lo que desalienta es utilizar ambos para uso exclusivo de un mercado basado en el consumo masivo y la obsolescencia planificada.

Riechmann lo expone de la siguiente manera:

Nunca se repetirá lo suficiente que no es posible el crecimiento material indefinido dentro de una biosfera finita, y que globalmente hemos sobrepasado ya los límites al crecimiento. A escala del planeta entero, lo que necesitamos es desarrollo sin crecimiento (cuantitativo), o con más precisión: desarrollo que alivie la presión que hoy ejercemos sobre las fuentes de recursos naturales y los sumideros de residuos de la biosfera. En última instancia, ésta es la única definición breve de sostenibilidad que no traiciona el contenido ecológico del concepto.

La viabilidad económica debe abrir paso a la viabilidad ecológica. Este cambio semántico conlleva importantes aspectos de transformación cultural. Sería, la transformación de un mundo de consumo, sustentado en este y conformador de grandes capitales en un mundo de la distribución afectiva desde el respecto a la biodiversidad para el cultivo de la vida como biodiversidad. En este caso el principio de desarrollo sostenible marcado por el antropocentrismo daría paso, en la conciencia humana a un mundo interrelacionado en donde “vida” hace referencia a los sistemas ecológicos complejos, no al ser humano. Se desarrolla la vida de todos los sistemas incluyendo aquellos que no están incorporados dentro de la categoría de sistemas vivos.

En este contexto, la concepción de un hábitat humano incorpora, dentro de lo humano, la conciencia de interrelacionalidad y en ella, de respeto y reverencia a la biodiversidad y a la Tierra como Madre y como sistema vivo en su totalidad (esta sería una perspectiva matrística). Un hábitat humano promovería la co-evolución sin objetivar ningún aspecto de la ecología. El todo sería de importancia fundamental, la parte humana, la conciencia y autoconciencia de ese todo. Apuntaría, también, y sobre todo, a la renuncia de la depredación como acción válida para la producción y reproducción de la vida, de la guerra, de las relaciones asimétricas de poder y de las exclusiones.

Por esta razón, como también apunta Riechmann, la biomimética (imitación de la vida o de los sistemas vivos) pasaría de la industria robótica a la industria que emule los sistemas vivos y no formas específicas de los seres vivos. El concepto usado por este investigador expresa un cambio de conciencia sistémica, entendiendo esta como el aprendizaje de las sociedades humanas de sus colegas de sociedades animales y vegetales en sus interrelación cooperativa. Se aprendería la dinámica general del vivir con baja entropía, del no desperdicio, de la reducción de producción hacia la productividad como experiencia individual-colectiva lejos del consumo masivo.

El Departamento de Ciencias de los Materiales de la ETS de Ingenieros de Caminos (Universidad Politécnica de Madrid) ha desarrollado experimentos con las telas de araña que muestran la productividad de estos animales:

Este tipo de experimento obedece a una corriente científica

conocida como biomimética. Consiste en la imitación en laboratorio, con posterior aplicación industrial, de algunos procesos biológicos para reproducir a escala su metodología mediante el examen de los conocimientos que la Naturaleza, a través de aquélla, nos brinda. Las consecuencias ecológicas de estos hallazgos pueden ser extraordinarias. 'Háganse la idea de que un caracol, por ejemplo, construye su caparazón, que es una suerte de hormigón natural, a base de elementos normales que encuentra en su camino. Para ello no necesita la cantidad de energía que el cemento industrial precisa', detalla el profesor Elices. 'Si logramos imitar esos procesos y culminarlos, ahorraremos mucha energía de la que ahora gastamos y reduciremos sustancialmente el coste ecológico, tan elevado, que pagamos ahora', señala Elices.

La biomimética es una tendencia productiva que involucra aspectos de tecnología de punta con una filosofía ecológica y una visión económica y social. Se trata de pensar en la complejidad tomando provecho de la sabiduría de la naturaleza.

La hipótesis básica de esta biomimética ingenieril es que la evolución, a la larga, identifica soluciones óptimas; y por ello los seres vivos alcanzan a menudo una perfección funcional susceptible de estudiarse e imitarse.

Esta disciplina supone un crecimiento humano de alto nivel. Un crecimiento deseable y productivo que estimula la creatividad y la atención al medio ambiente. Reproduce la vida como dinámica y no como objetos diseñados que refuerzan las tendencias de producción que nos sofocan hoy. Una nueva conciencia es productiva. La conciencia humana dominante solo produce cosas, no ve la interrelacionalidad de la vida, no la considera útil para el desarrollo humano, no la valora o la valida como sabiduría y por eso no puede ver su cualidad productiva o creativa. Si hablamos de tecnología de punta podríamos referirnos a cómo la Madre Tierra ha logrado, a través de millones de años, por medio de diversos experimentos, un equilibrio fluctuante que permite la co evolución de todos los sistemas que la componen. Así, indica Riechmann:

Allende esta biomimética ingenieril, podemos tomar el principio de biomímesis en un sentido más amplio: se tratará, entonces, de comprender los principios de funcionamiento de la vida en sus diferentes niveles (y en particular en el nivel ecosistémico) con el objetivo de reconstruir los sistemas humanos de manera que encajen armoniosamente en los sistemas naturales. El metabolismo urbano, industrial, agrario, debe parecerse cada vez más al funcionamiento de los ecosistemas naturales.

No es que exista ninguna agricultura, industria o economía “natural” sino que, al tener que reintegrar la tecnosfera en la biosfera, estudiar cómo funciona la segunda nos orientará sobre el tipo de cambios que necesita la primera. La biomímesis es una estrategia de reinserción de los sistemas humanos dentro de los sistemas naturales.

Se incorporaría en el conversar la validación de la sabiduría de la naturaleza, o de la dinámica de la vida, y a partir de este principio se podrían tejer nuevas redes de conversaciones que, junto con la ya existentes, pudieran, en cooperación, desarrollar un conocimiento fundamental de la vida para imitarla en cuanto su estructura productiva. ¿cuáles serían esos principios que mantienen el equilibrio fluctuante de la naturaleza? Riechmann propone las “Leyes” básicas de la ecología según Barry Commoner y Nicholas Georgescu-Roegen:

1. Todo está relacionado con todo lo demás. La biosfera es una compleja red, en la cual cada una de las partes que la componen se halla vinculada con las otras por una tupida malla de interrelaciones.

2. Todas las cosas han de ir a parar a alguna parte. Todo ecosistema puede concebirse como la superposición de dos ciclos, el de la materia y el de la energía. El primero es más o menos cerrado; el segundo tiene características diferentes porque la energía se degrada y no es recuperable (principio de entropía).

3. La naturaleza es la más sabia (o “la naturaleza sabe lo que hace”, traducción del inglés nature knows better). Su configuración actual refleja unos cinco mil millones de años de evolución por "ensayo y error": por ello los seres vivos y la composición química de la biosfera reflejan restricciones que limitan severamente su rango de variación.

4. En todos los procesos dentro de la biosfera, al final tendremos un déficit en términos de materia-energía.

Estas leyes, dentro del marco del desarrollo de las tecnologías actuales podrían realizarse a través de las siguientes estrategias productivas:

ecología industrial, remedando los ciclos cerrados de los materiales en la biosfera;·

agroecosistemas mucho más cercanos a los ecosistemas naturales que la actual agricultura industrial quimizada; ·

química verde con procesos que permanezcan cerca de la bioquímica de la naturaleza;

biotecnología ambientalmente compatible, con biomoléculas artificiales donde sea preciso, pero guiándonos por el proceder de la misma naturaleza, etc.

Los aspectos que transformarían la actual producción económica serían los siguientes:

1. VIVIR DEL SOL como fuente energética

2. CERRAR LOS CICLOS de materiales

3. NO TRANSPORTAR DEMASIADO LEJOS los materiales

4. EVITAR LOS XENOBIÓTICOS como COP (contaminantes

orgánicos persistentes), OMG (organismos transgénicos)...

5. RESPETAR LA DIVERSIDAD.

El punto crucial aquí es definir si existen las condiciones políticas para realizar el proceso de germinar una cultura: redes de conversaciones que consensúen conductas coordinadas de conductas coordinadas, adecuadas al conocimiento superior que implica la sabiduría de la naturaleza. Estas conversaciones podrían enriquecerse de las culturas nativas exterminadas por los colonialismos europeos y norteamericanos desde el siglo XV.

Hay varios factores a favor si consideramos aspectos en donde el conocimiento global ha llegado:

a. Una vida en la diversidad parece tomar auge en el mundo actual y ha logrado metas significativas: matrimonios entre personas del mismo sexo, una visión multigenérica, un auge de las espiritualidades pacifistas, un mayor conocimiento de la biosfera y con ella de la dinámica de la vida, el auge de movimientos ecologistas, una conciencia de la multiculturalidad, entre otras. Lo diverso se empieza a ver como positivo, viable y deseable.

b. El tránsito del valor de la producción de cosas al valor del conocimiento. Así el concepto de sociedades de conocimiento y el trabajo vinculado a relaciones más afectivas y autónomas, como a equipos que colaboran y una mejor capacidad de comunicación. El conocimiento parece más abierto a todas las personas más allá de títulos o status generando redes de interrelaciones.

c. El desgaste de los combustibles fósiles que abre el horizonte a investigaciones más imperativas de producción de energías limpias y ahorro de energía, así como de una conciencia más fuerte sobre la situación crítica energética. La energía, abundante en la naturaleza, es limpia y barata.

d. El desgaste de los mantos acuíferos que empieza a plantearse como un problema grave y nos requiere de una nueva conciencia hacia el trato amigable con el agua. El agua es posibilidad de vida viable para los sistemas humanos.

e. Un mayor nivel de educación y una promoción de la educación formal e informal para un desarrollo humano deseable y creativo. La educación se empieza a percibir como consenso sobre problemas fundamentales que afectan toda la estructura de la vida.

f. Un esfuerzo mundial por la organización ciudadana para la resolución de problemas y conflictos. Las sociedades humanas buscan formas más democráticas de desarrollo en su dinámica y sus proyecciones hacia el futuro.

También existen los contra y son muy significativos, sin embargo, en el contexto anterior, las cosas pueden tender a suavizarlos. Aun no hay donde huir fuera del planeta tierra. Consideremos los siguientes:

a. Existe un aumento en las posiciones fundamentalistas, en especial en los Estados Unidos. Instituciones que envuelven a millones de personas en el mundo han seguido este camino como la Iglesia Católica.

b. La maquinaria productiva insiste en obviar el deterioro social como una pérdida real del capital.

c. Aun existe una fuerte injerencia de la industria armamentista en la dinámica política y económica mundial.

d. La conciencia antropocéntrica aún es dominante.

e. Los países pobres no cuentan con los recursos necesarios para abrirse paso en un mundo dominado por los capitales multinacionales.

La tarea parece tender hacia una afirmación de la esperanza en que la sabiduría de la naturaleza logre hacer conciencia en la autoconciencia humana de su condición de interrelacionalidad. Si esta conciencia se amplía podríamos dar los pasos para una organización humana ecoeficiente y potencialmente biófila en contraste con los sistemas sociales actuales. El modelo de implementación requeriría formas de gestar consenso en los procesos educativos a todos los niveles.

Este consenso podría diseñarse a partir de incluir, en el conversar, el principio de una economía en estado estacionario, de crecimiento cero a través de la pregunta ¿Qué necesitamos para vivir bien? Si esta pregunta incluyera insumos sobre la vida en la diversidad o la bio-diversidad, una conciencia empresarial colectiva que potencie la productividad a través de la resolución de problemas familiares y comunales en torno a la dinámica social deseable y a aspectos básicos como el uso sabio de la energía y el agua, así como el tratamiento de la basura y la limpieza de desechos que causa tantos males en nuestro país, el potenciar el consumo de productos biodegradables, la producción hidropónica, entre otros. Un plan de educación que inicie desorganizadamente, de forma más espontánea, podría dar los pasos para crear un camino de autoorganización que tienda a la ecoeficiencia.

Ahora, Riechmann, también plantea aspectos fundamentales relativos al modelo de economía en estado estacionario:

Un aspecto a mi juicio importante de la noción de biomímesis es que permite –o facilita al menos— disipar un generalizado equívoco en torno a otro concepto importante para la ecologización de la sociedad: el de economía de estado estacionario (steady-state economics), introducido ya por los economistas clásicos (como Ricardo o Mills) y que elaboró hace algunos años Herman E. Daly. También cabría verterlo al castellano por “economía en equilibrio”.

En efecto, lastra a la idea de una economía en estado estacionario la connotación de estancamiento, de detención de la mejora humana. Pero si pensamos en ello desde la noción de biomímesis, el equívoco se desvanece: se trata de un “estado estacionario” –referido a los ciclos de materia y los flujos de energía a través del sistema económico— como el de la biosfera, es decir, caracterizado por la dinámica evolutiva, el surgimiento continuo de lo nuevo, y la diversidad inacabable que enriquece la experiencia. Todo lo contrario del estancamiento, por tanto: una sucesión de “cuasi-equilibrios” permanentemente en movimiento, a la que también podemos considerar un tipo de equilibrio –quizá un “equilibrio metaestable”.

Si bien el equilibrio dentro de la segunda ley de la termodinámica equivale a la muerte de calor, equilibrio en este contexto supone una interrelación dinámica de los diversos sistemas que componen la vida, sería una correlación sabia que logra diversos tipos de estabilidad a través de la imprevisible productividad de lo nuevo. El equilibrio térmico es, por desgracia, el camino en el cual nos hemos adentrado durante la revolución industrial. Una economía en estado estacionario significa la implementación de los sistemas sociales humanos de la biomímesis en cuanto sistema eco-eficientes de co-existencia en la cooperación.

Aquí la palabra equilibrio no hace referencia a estabilidad sino a movimiento en coordinación, en este sentido, en la naturaleza eso que llamamos equilibrio supone un permanente estado de desequilibrio creativo en donde los sistemas inventan y se reinventan con el propósito de continuar viviendo.

El punto central, entonces, sigue siendo nuestra capacidad de aprender, el ser aprendientes y en este sentido autoproductivos y autoorganizados es una de las cualidades más significativas donadas por la naturaleza a los seres humanos. La otra cualidad es la autoconciencia del estar viviendo y de hacer en el amor y la compasión. Así, sin capitales que puedan modificar directamente la economía mundial, sin ejércitos que puedan imponer los procesos, sin poder político que genere los cambios estructurales de nuestro actual sistema, aún nos queda recurrir a las raíces de nuestra condición de sistemas vivos autoconcientes. Desde allí, en una educación que recupere su cualidad de formarnos en el conversar desde el amor, podríamos contar con la energía realmente humana que nos permita volver a ver el mundo y a nosotros mismos como otro válido de por sí e iniciar el proceso de consensuar nuestro sistema social con la impronta de disfrutar del pan de cada día en comunidad y creatividad.

Presentación y bibliografía de Jorge Riechmann

Jorge Riechmann (Madrid, 1962) es poeta, traductor literario, ensayista y profesor titular de filosofía moral en la Universidad de Barcelona; actualmente trabaja como investigador sobre cuestiones ecológico-sociales en el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) de Comisiones Obreras. Es socio de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE), presidente de CiMA (Científicos por el Medio Ambiente), miembro del Consejo de Greenpeace España y afiliado a Ecologistas en Acción. Ha traducido extensamente a poetas como René Char y dramaturgos como Heiner Müller.

Necesitar, desear, vivir. Sobre necesidades, desarrollo humano, crecimiento económico y sustentabilidad (Los Libros de la Catarata, Madrid 1998),

Todo tiene un límite (Debate, Madrid 2001), Cuidar la T(t)ierra (Icaria, Barcelona 2003)

Transgénicos: el haz y el envés (Los Libros de la Catarata, Madrid 2004);

Canciones allende lo humano (Hiperión, Madrid 1998)

Una morada en el aire (Libros del Viejo Topo, Barcelona 2003);

El día que dejé de leer EL PAÍS (Hiperión, Madrid 1997),

Muro con inscripciones (DVD, Barcelona 2000),

Desandar lo andado (Hiperión, Madrid 2001),

Poema de uno que pasa (Fundación Jorge Guillén, Valladolid 2003),

Un zumbido cercano (Calambur, Madrid 2003),

Anciano ya y nonato todavía (Eds. El Baile del Sol, Tegueste 2004)

Ahí te quiero ver (Icaria, Barcelona 2005).

Un mundo vulnerable, Todos los animales somos hermanos y Gente que no quiere viajar a Marte (reunidos en la editorial Los Libros de la Catarata).

“Biomímesis: el camino hacia la sustentabilidad”, en Estefanía Blount/ Luis Clarimón/ Ana Cortés/ Jorge Riechmann/ Dolores Romano (coords.): Industria como naturaleza. Hacia la producción limpia, Los Libros de la Catarata, Madrid 2003. Una versión abreviada en El Ecologista 36, verano de 2003.

sábado, 14 de abril de 2007

Frida Kahló

Comparto con ustedes una interpretación cosmológica de nuestra cultura, para reflexionar sobre la cualidad simbiótica que nos ha ido conformando.


a. Moises










http://www.tate.org.uk/modern/exhibitions/kahlo/roomguide.shtm

viernes, 13 de abril de 2007

La espiritualidad profunda

La espiritualidad profunda:

reto para una teología y una pastoral ecuménicas


Por Francisco Mena Oreamuno

(Noviembre 2003)

1. Ecumenismo, identidad y poesía

Para hablar de ecumenismo en el contexto de la explosión de nuevos grupos, de nuevos movimientos, de nuevas iglesias, de nuevos carismas, no puedo buscar los puntos de contacto en la superficie: las creencias, los dogmas, los ritos, las formas. Allí las relaciones requieren diferenciación, distancia, ruptura. Al contrario, si quiero hablar con un lenguaje profundo no puedo hacerlo desde afuera sino desde el corazón mismo de la condición humana y está se expresa en la poesía. La poesía real, aquella que expresa lo profundo de la condición humana. Ella no conoce diferencias sino empatías y simpatías. Yo, sangro, tu sangras, el y ella sangran y al final: nosotros sangramos. Con Jorge Debravo diríamos:

Vengo a buscarte hermano

Porque traigo el poema

Que es traer el mundo a las espaldas...

El acento que hoy damos a las formas y a la identidad es una agenda exigida por eso que llamamos “globalización”. Sentimos la urgencia y la necesidad de buscarnos a nosotros mismos en un espacio dominado por formas generales y generalizantes. De modo que, lo propio, se realiza a través de cadenas mutinacionales de comida rápida, de televisión, de religión. La homogenización de símbolos y la comunicación de los mismos nos hace experimentar la sensación de estar vinculados, pero no en fraternidad ni en dignidad. Estas dos últimas son componentes fundamentales de lo humano. El abrazo desinteresado, la mano amiga, el pan para el mundo, se nos presentan como formas de ser y vivir pero no de adentro hacia fuera sino de afuera hacia adentro. Recibimos el impacto de valores que en principio son válidos como la paz, la comunión, pero que suponen deberes, compromisos y en última instancia, estrategias.

Buscar nuestra identidad nos ha llevado a actuar más como contendores que buscan imponer el poder de una verdad. Pero el poder de esa verdad es una trampa que nos hace olvidar la verdad misma y adentrarnos en los laberintos del poder. ¿Quién tiene razón? ¿Quién tiene la salvación? No podemos partir el pan porque está primero el principio teológico que da valor del pan. Olvidamos el punto medular: el pan es para saciar el hambre. Producto del esfuerzo de todos y todas, producto de la humildad de reconocer que el pan, sin importar el poder que tenga cada quien, nos da fuerza para amar.

La profundidad de la experiencia espiritual está allí, en el encuentro humilde con el misterio y el misterio no es, primeramente, un problema teológico sino humano: el silencio de la conciencia que se enfrenta a la gracia del estar viviendo. Primero descubro la gratuidad de la vida, luego existo. Primero veo la fuerza de la vida latiendo potente en los huesos cubiertos de pellejo de una mujer que amamanta a un niño lombriciento. Luego viene el proceso de dar a esa conciencia una palabra que exprese su sentido. Pero aquí se quiebra la todopoderosa razón, pues no puede definir lo que la lógica contradice. En una situación tal sería mejor morir como dirá Job

3.3 "¡Perezca el día en que yo nací y la noche en que se dijo: "Un varón ha sido concebido!".

4 Que aquel día se vuelva sombrío; que no cuide de él Dios desde arriba ni haya luz que sobre él resplandezca.

5 Cúbranlo tinieblas y sombra de muerte, y repose sobre él nublado que lo haga horrible como día tenebroso.

6 Apodérese de aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año ni entre en el número de los meses.

7 ¡Ojalá fuera aquella una noche solitaria, que no hubiera canción alguna en ella!

8 Maldíganla los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar a Leviatán.

9 Oscurézcanse las estrellas del alba; que en vano espere la luz y no vea el parpadeo de la aurora,

10 por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria.

11 "¿Por qué no morí yo en la matriz? ¿Por qué no expiré al salir del vientre?

12 ¿Por qué me recibieron las rodillas y unos pechos me dieron de mamar?

13 Ahora estaría yo muerto, y reposaría; dormiría, y tendría descanso

14 junto a los reyes y consejeros de la tierra, los que para sí reconstruyen las ruinas;

15 o junto a los príncipes que poseían el oro y llenaban de plata sus casas.

16 ¿Por qué no fui ocultado como un aborto, como los niños que nunca vieron la luz?

17 Allí dejan de perturbar los malvados, y allí descansan los que perdieron sus fuerzas.

18 Allí reposan también los cautivos y ya no oyen la voz del capataz.

19 Allí están chicos y grandes; y el esclavo, libre ya de su amo.

20 "¿Por qué darle luz al que sufre y vida a los de ánimo amargado;

21 a los que esperan la muerte, y no les llega, aunque la buscan más que a un tesoro;

22 a los que se alegrarían sobremanera y se gozarían de hallar el sepulcro?

¿No sería la muerte un reposo para quienes sufren en tales niveles que la vida se hace simplemente insoportable? Pero en la lógica del discurso de Job se va tejiendo el vacío de una potencial llenura. Job encuentra lo fundamental, no a Dios, sino su significado: el de ambos, el de Dios y el de él mismo. La vida es lo que se contiene en las entrañas de la esperanza. Por eso, la espiritualidad profunda no puede hablar de conceptos, de magisterio, de dogma o de la verdad probada o probable, sino de lo inútil. La vida es inútil porque solo sirve para ser vivida. Esta no tiene propósito trascendente. Su propósito es vivir. El descanso que tanto se anhela es equivalente a la muerte. La vida se fragua en el fuego de la tensión, del conflicto, del tesón y el coraje.

La vida persiste porque está llena de espíritu. Imposible de callar o detener, el espíritu une a todas las cosas. Fuerza turbulenta de la creación, el espíritu forma montañas y procrea selvas en los desiertos. Trae agua a las soledades y hace brotar flores, helechos, musgos, hongos allí donde aun el ser humano no ha caminado.

Isaías 32. 11 ¡Temblad, indolentes; turbaos, confiadas! ¡Despojaos, desnudaos, ceñid las caderas con vestiduras ásperas! 12 Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por las viñas fértiles. 13 Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad alegre. 14 Porque los palacios quedarán desiertos, el bullicio de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses y los ganados hagan majada, 15 hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil y el campo fértil será como un bosque. 16 Habitará el juicio en el desierto y en el campo fértil morará la justicia. 17 El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. 18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo.

2. Espiritualidad como experiencia plural

Pensaba en cómo expresar esta intuición de un modo articulado. Vino a mi mente una imagen de tres niveles:

Espiritualidad superficial

Espiritualidad

Espiritualidad profunda

Cada una tiene una marca y una dinámica. La primera, la espiritualidad superficial, sin que este adjetivo la desvalorice, se refiere a aquellas personas que han puesto su confianza en las formas, en los credos y creencias y que profundizan en ellas, las cultivan, y se esfuerzan por hacerlas crecer y estar fuertes. La atención al deber, el esfuerzo por cumplir las normas, la búsqueda de actuar honestamente frente a los requerimientos de la comunidad eclesial.

Me permitiré usar ejemplos tomados del evangelio de Juan. Veamos aquí algunos fragmentos del capítulo 9: los discípulos le dicen a Jesús: “Rabí, ¿quién peco, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” (v.2); los judíos afirman “nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios: pero ese no sabemos de dónde es.” (vv. 28-29); también dicen “Has nacido todo entero en pecado ¿y nos das lecciones a nosotros?” (v. 34). Claro que, para nosotros hoy, es fácil entender que ellos estaban en un error y por ende, sus acciones contravenían la voluntad de Dios. Pero ¿qué hubiéramos hecho nosotros ante algo semejante? Pensemos que estos a quienes el Cuarto Evangelio llama judíos actúan bien, siguen su corazón, buscan defender y agradar a su Dios, el único que ha dado la ley como un acto de amor para que el pueblo alcance la paz.

La segunda, la espiritualidad, es un modo de ser que, si bien valora las formas, siempre deja un amplio margen al misterio, lo busca más intensamente y se encamina hacia senderos que relativizan tales formas, los credos y creencias, los ritos y celebraciones. Todo esto vale pero hay un algo que vale más, un lugar diferente de encuentro con lo trascendente. Por eso Nicodemo podría ejemplificar esta búsqueda: “Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue este donde Jesús de noche y le dijo: ‘Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tu realizas si Dios no está con él.’” (Jn 3.1-2) Nicodemo, por su posición, sabe mejor que nadie el valor de la tradición y las instituciones, pero lo que ve le abre un horizonte diferente que él está dispuesto a probar. La posición de Nicodemo contrasta con los niveles de polarización entre Jesús y los judíos que se observan en el Cuarto Evangelio.

La tercera, la espiritualidad profunda, ve en las formas puros instrumentos que en su diversidad expresan experiencias distintas. El camino que toma es el de la búsqueda. Entiende que su práctica es parte del todo de la vida, es ecológica no por convicción sino por necesidad: su salvación está en la salvación del todo. Valora el silencio como espacio de escucha, la vida es solo vida y en esa pequeñez encuentra el valor de todo y de todos y todas.

Esta última no es sincrética, no mezcla cosa con cosa, como si en última instancia todo fuera lo mismo. Al contrario, puede ver y valorar las fragilidades y el movimiento como patrones de un mismo canto: la sinfonía de los cuerpos latentes.

Volvamos al relato de la curación del ciego de nacimiento: “Jesús se enteró de que le habían echado fuera y encontrándose con él, le dijo: ‘¿Tu crees en el Hijo del hombre?’ El le respondió: ‘¿y quién es, Señor, para que crea en él?’ Jesús le dijo: ‘le has visto: el que está hablando contigo, ese es.’ El entonces dijo: ‘Creo, Señor.’ Y se postró ante él.” (Jn 9.35-38). El exciego habló ante los fariseos con el mismo lenguaje de ellos: “Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, mas, si uno es religioso y cumple con su voluntad, a ése le escucha.” (Jn 9.31). No es probable que el exciego pudiera tener una mentalidad diferente a la del entorno que lo consideraba deudor de un gran pecado, así que se expresa con las mismas categorías. No olvidemos que el problema que se plantea aquí tiene que ver con guardar el Sábado. El exciego, al contrario del sanado en el relato paralelo del capítulo 5, cree en Jesús y se postra ante él. Ahora es parte de otro mundo y otra dinámica. Si bien él es echado fuera, lo cierto es que él, también, sale.

En la espiritualidad superficial, curiosamente y al contrario de lo imaginado o imaginable, las formas superan a los cuerpos: Guardar el Sábado está por encima de sanar. Los cuerpos nos ligan a todo y eso, por su promiscuidad de relaciones, es amenazante, siempre tiende a la impureza. Para lograr domesticar el cuerpo, este debe verse en abstracto. Al perderse en lo abstracto, sus convicciones se constituyen tiranos que al final, terminan doblegándoles. Al recitar “creo en la resurrección del cuerpo” afirman el creo y supeditan a este, el resto del enunciado.

La espiritualidad en un segundo nivel, pone en balance ambas cosas, tanto el creo, como el resto “en la resurrección del cuerpo”. Así las formas y la búsqueda parecen equilibrarse y formar un conjunto armónico. El bien es el equilibrio. Nicodemo busca un punto de equilibrio que le permita mantener su posición y a la vez dar la oportunidad a Jesús, tal cosa se deduce de Jn 7.51: “¿Acaso nuestra ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?” Pero la ley sigue vigente. Es el punto de referencia. Si bien el cuerpo aparece, también está mediatizado por la ley.

La espiritualidad profunda parte de un lugar totalmente diferente de este enunciado aun cuando lo afirme: “cada organismo es una melodía que se canta a sí misma”. Es este punto de partida el que cambia todo: “Solo sé una cosa : que era ciego y ahora veo.” (Jn 9.25). El ver es un compromiso con otra realidad, el impacto de la gracia lleva a una nueva valoración del mundo, la conciencia no puede quedar igual o parecida a la de antes. Por eso mismo, este tipo de espiritualidad no es neutra:

El mundo es una extensión del cuerpo. Es vida: aire, alimento, amor, sexo, entretenimiento, placer, amistad, playa, cielo azul, auroras, crepúsculos, dolor, mutilación, impotencia, vejez, soledad, muerte, lágrimas, silencios. No somos seres del conocimiento neutro, como quería Descartes. Somos seres del amor y del deseo. Y es por esto que mi experiencia de vida es esencialmente emoción. En verdad, ¿qué es la emoción sino el mundo percibido como reverberación en el cuerpo? Un leve temblor que indica que la vida está en juego... ¿Neutralidad? Ni en los cementerios. Las flores, los silencios, los ángeles inmóviles, las palabras escritas nos hablan de tristezas que continúan reverberando en el universo de afuera. (Alves, 29)

La espiritualidad profunda relativiza el enunciado “creo en la resurrección” porque ¿cómo se puede creer en un enunciado que pretende aprisionar la efervescencia de la vida? ¿Qué importancia puede tener la afirmación “creo que estoy vivo”? Lo fundamental es saber que estoy viviendo y en ese saber, asombrarse a tal punto que, nuestra propia e íntima melodía reverbere de otro modo hasta unirse con la sinfonía de la creación.

3. Algo más sobre la espiritualidad

En este proceso de pensar acerca de la espiritualidad, encontré en un libro de la Asociación UNESCO para el diálogo interreligioso titulado Diálogo entre religiones. Textos fundamentales, editado por Francesc Torradeflot, las Conclusiones del III Seminario UNESCO sobre la contribución de las religiones a la cultura de la paz. Sobre la educación religiosa en un contexto de Pluralismo y Tolerancia (1998) (2002. España: Trotta, 61-70). Dichas conclusiones señalan lo siguiente:

Observamos que la espiritualidad es el ingrediente determinante de la experiencia religiosa, pues en ella tienen su fundamento las diversas religiones y es una respuesta al misterio de la vida; la espiritualidad es esencial a la vida humana tanto como le es la razón. El término espiritualidad expresa, en general, el deseo y el darse cuenta de una conciencia sin límites o de una realidad definitiva.

La espiritualidad, en cuanto expresión madura y más plena de cada tradición religiosa de todos los seres humanos, tiene las siguientes características universales:

- la capacidad de vivir moralmente;

- la felicidad humana encontrada en el bienestar de todos;

- la arraigada no-violencia y la ecuanimidad;

- la práctica espiritual regular; por ejemplo, la oración, la meditación, la contemplación, la liturgia, los salmos, el yoga, etc.;

- el maduro autoconocimiento;

- el servicio desinteresado y la acción compasiva;

- el compromiso en pro de la justicia y de la responsabilidad ante el medioambiente.

La espiritualidad es, también, un necesario contrapeso al excesivo materialismo del mundo contemporáneo. (62-63)

La propuesta de espiritualidad aquí dibujada apunta hacia las condiciones interiores y comunitarias de la espiritualidad profunda. Tal experiencia posibilita la construcción de relaciones humanas más ricas y abiertas. Dispuestas al encuentro con otros seres humanos como tales, buscando el contacto íntimo en el amor por la vida y la viabilización de relaciones de justicia sustentadas en la misericordia y la compasión. Así, la espiritualidad se transformaría en la reserva humana de esperanza y humanidad. Energía al servicio de la protección de la especie en relación visceral con el entorno. Con esto volvemos al tenor de lo que veníamos explicando en nuestra reflexión.

4. El cuerpo y el ecumenismo

En términos formales ecumenismo es el concepto que usamos para hablar sobre las relaciones entre grupos cristianos, la historia de sus relaciones, sus proyectos, sus azares. Cuando pasamos esta frontera debemos hablar de diálogo interreligioso porque el ecumenismo se reduce a relaciones entre cristianos. Las otras religiones presentan problemas teológicos diferentes. Sin embargo, ambos conceptos no captan la profundidad de esas diversas melodías, que aun sin conciencia, reverberan unas con otras y pueden construir variaciones melódicas nuevas.

La espiritualidad profunda está consciente del cuerpo. De nuevo Alves indica el camino:

Juan Bautista le manda preguntar a Jesús sobre el Reino. Y él le responde curando cuerpos: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son purificados...

Dios gana visibilidad y presencia en el cuerpo de Jesucristo, en el nacimiento, en los actos, en la muerte y en la resurrección de este cuerpo.

¿No será legítimo concluir que la manifestación de su Reino se presentará como el triunfo del cuerpo?

“Sabemos que el universo creado gime en todas partes como si sufriera dolores de parto...esperando que Dios nos vuelva sus hijos y libere nuestros cuerpos” (Ro 8.22-23)

¿Y el lugar de la teología? Forma parte de esta sinfonía de gemidos: habla sobre Dios, que es la confesión de una nostalgia infinita, que brota de este cuerpo tan bueno y amigo, que puede sonreír, acariciar, plantar, tocar flauta, hacer el amor, entregarse como holocausto por aquellos a quienes ama y también hacer teología.

Teología: poesía del cuerpo, sobre esperanzas y nostalgias pronunciadas como una oración (Alves, 39)

Así, la espiritualidad profunda nace de la conciencia del estar viviendo, y de allí, sin idolatrar nada, sin depender de nada, sin querer nada, se da a la tarea infinita de amar la vida. Las formas, instrumentos. Los credos, fotos de un río turbulento que corre detenido artificialmente en un punto de su camino. Las instituciones, gritos que decaen en el devenir de la historia. Pero ¿si las formas son instrumentos qué queda de la fe? Pues queda la vida: el descubrimiento de que la vida es un don cuyo sentido solo se alcanza en vivirla.

La espiritualidad profunda está cosida a la libertad, cuerpos que al no estar atados a nada, participan del todo en el espíritu, que es lo que da vida. ¿Puede el ser humano vivir con el abrumador peso de esta conciencia de vivir sin sentido, de solamente vivir? Quizá habría que preguntarse si podría vivir de otro modo. Si lo que hemos construido se puede llamar vida.

No se pasa, como por evolución de una espiritualidad a otra, probablemente vivimos las tres en distintos momentos. Como toda definición esta, para que sea útil, debe ser reduccionista, por tanto, tendenciosa. Es decir, pretende definir el todo por la parte, reduciendo el todo a la dinámica de un fragmento. He tratado de explicar una intuición que no me parece del todo arbitraria. La experiencia pastoral me dice que, los caminos que he transitado, crean dependencia, culpa, temor y epidérmicas seguridades que dan efímeras alegrías. Des-creer para vivir, sería mejor.

Por eso, hora que puedo abrazar debo abrazar, el abrazo tiene sentido no por el deber de abrazar sino por el gusto de percibir las reverberaciones de otro cuerpo. Cuando se nos dice que debemos amar, que el amor es el distintivo de quienes nos llamamos cristianos, entonces, la forma, en el acto del abrazo, toma control y la superficialidad que resulta, el último grado de profundidad de muchos, se hace poder, razón, verdad. El abrazo se marchita porque apunta hacia una realidad superior que ha definido la obediencia como sentido último y razón final de la vida humana: negarse a sí mismo es la condición para llegar a lo absoluto. Esto me parece un culto al más pobre egoísmo. El abrazo se torna asfixia, cadenas, secuestro. Sería mejor el enojo honesto, la renuncia conciente al abrazo. De modo que, uno sepa que, a quien abrace, le dará su más pura joya: su intimidad. Así sucedería con la fidelidad, la solidaridad, la fiesta, el elogio, la cooperación. Todo lo que se construye a partir del principio del deber o del imperativo termina dejando de lado la vida para vivir a pesar de ella misma. Se cumple el dicho popular “Dejar de amar a Dios por amar a Dios”.

5. Ecumenía y Ecología

Ahora ¿qué nos queda? Nada. Yo frente al espejo de mi mismo. Dorian Gray observando atentamente su retrato, aquel fresco y juvenil, este marcado por la vejez de su egoísmo. El espejo que tenemos delante habla sobre la historia de los egoísmos. De instituciones o grupos que se besan, sí, pero que se besan en la forma. Ahora, la historia, nos demanda un esfuerzo mucho mayor, y un compromiso más personal. No hasta con encuentros, aunque estos sean importantes. Se impone un vivir cara-a-cara. Sobre todo vivir. La vida es el tema de la sinfonía que nos toca continuar componiendo. Si bien, la vida, necesita formas, estas son metáforas de otras metáforas. La verdad es la composición misma: la melodía que se canta a sí misma en el entramado de la creación.

Ecumenía sería la dinámica de las comunidades humanas que se cantan a sí mismas en la cotidianidad. Allí donde la energía del Espíritu convoca para crear cosas nuevas. En este nivel de profundidad, el ser humano, es solo eso, humano. Aprendiz, cuando mucho, del arte de vivir. Aprendiz atento de otras formas de vida que se esfuerzan en la tarea interminable de sobrevivir. Hermanos y hermanas de las aves, de las piedras, de una tierra que respira como nosotros. Habitantes de un mundo dominado por una especie que, se considera superior, pero que está tejiendo su propia mortaja con basura, con gases, con industrias monstruosas, con filas interminables de carros, con megaciudades. El camino de la ecumenía se cruza constantemente con los caminos de la ecología y por eso, la experiencia espiritual que nos vincula, se cimenta en el amor desapegado, gratuito por la vida.

La ecología más que una ciencia, es una conciencia de la estructura de la comunidades de sistemas de vida: ecosistemas. La tierra es, nuestra casa, pero somos huéspedes en ella, no dueños. Las formas que nos orientan son enormes conjuntos de símbolos nacidos de nuestras propias entrañas. Las apreciamos, pero se gastan con el tiempo. Envejecen. Debemos dejarlas con gratitud por su servicio. Cuando las formas se vuelven interesadas, cuando no aceptan su propia muerte, debemos recordar que, somos nosotros quienes morimos para que ellas vivan.

No veo cómo continuar viviendo si antepongo mis formas a la vida misma. La vida supera cualquier cosa. Nada la detiene. Cuando algo la coarta, esta emerge caótica en otro lugar. La vida es la metáfora de Dios, rebelde, persistente, acogedora, brutal. La ecología nos ayuda a entender esta energía que corre por las venas de la tierra, y en ella, por nuestras venas. Tenemos la misma sangre. Si la tierra sangra, yo sangro, si una hermano o una hermana, sangra, yo, también, sangro. El dolor de la guerra, aunque lejana, es mi dolor. Mis entrañas duelen, cuando triunfa la mentira. Duelen cuando se asesina a una persona inocente para sostener un sistema político. Duelen cuando se destruye un bosque para hacer muebles de exportación.

La espiritualidad profunda habla de la conciencia de estar vinculados a las diversas formas de vida. Este es el eje teológico de la ecumenía: la empatía entre todas las cosas. Así, aunque los nuevos movimientos religiosos nos parezcan extraños o, incluso, bárbaros, lejos de la perfección de nuestros sistemas teológicos, lo que debemos buscar es esta energía del espíritu que los habita. Allí, encontraremos las bases para un abrazo honesto. De este abrazo valiente, nace la pastoral, como diálogo entre iguales, en donde ya no hay ni varón ni mujer, ni esclavo ni libre, ni griego ni judío, ni circuncisión ni incircuncisión, sino la Nueva Creación (Gá 6.13).

6. Una conclusión

¿Tendremos los recursos humanos, las reservas de amor, la energía para buscar una forma de espiritualidad que nos permita ver las cosas de otra forma? Quizá, al fin y al cabo, saber que tenemos razón en nuestra propia tradición es el mejor camino, el más seguro, aquello que nos lleva a la paz. Quizá el desconcierto de explorar la vida con una libertad, más allá de lo imaginable, sería como hacer presente el peor de los infiernos. Sea como sea, el reto de la gestación hoy, de cientos de movimientos religiosos nuevos, no es tan importante como el problema que se observa en nuestra incapacidad de crear nuevas metáforas, nuevos símbolos que hablen de la experiencia vivida de la gracia. Símbolos que expresen el ser profundo del ser humano:

Como si amar fuese nuestro oficio eterno...(Debravo)

Bibliografía

Alves, Rubem. 1981. La Teología como Juego. Buenos Aires: Aurora.

Torradeflot, Francesc. 2002. Diálogo entre religiones. Textos fundamentales. España: Trotta.